Pocos días quedaban para abandonar nuestro primer destino en la Tierra. Ya nos habíamos despedido de la isla sur, y ahora tocaba despedirnos de la isla norte. Pero antes queríamos conocer algo más de la poca cultura maorí que hasta ahora habíamos visto. Así que nos dirigimos rápidamente a Rotorua, donde nos esperaban fumarolas, géiseres y hpoblados maorís. De camino paramos en Taupo, otro de los lagos recomendados por las guías turísticas y que desgraciadamente no tendríamos tiempo de recorrer.

Nada más llegar a Rotorua nos percatamos de dos cosas: que la ciudad apestaba a huevos podridos y que era cierto que era una de las zonas más turísticas de la isla norte, ya que se tenía que pagar por todo, y a unos precios desorbitados.
Una de las atracciones más populares, era ir a visitar algún parque geotermal. Uno de los más conocidos era Wai-o-Tapu, pero la entrada era tan ridículamente cara que decidimos conformarnos con la visita de 9$ a los “Craters of the moon”, donde también pudimos disfrutar de las fumarolas y los diferentes cráteres y como no, del pestazo a huevos podridos. También escogimos el lugar por el nombre, tiene mucho gancho, para qué negarlo.

Y con tanta fumarola y tanta geotermia, nos entraron ganas de ir a probar una de las muchas termas naturales que hay por la zona, pero siguiendo nuestra línea de no pagar entrada. Así que después de indagar un poco, nos enteramos de que cerca de Taupo, siguiendo el camino que lleva a Huka Falls al lado del río Waikato, había unas termas naturales, el Spa Thermal Park, muy frecuentado por terrícolas locales y que además, era gratis! La verdad es que estaba lleno de terrícolas, pero no nos costó ni un céntimo.

Al día siguiente nos habíamos propuesto ir a conocer alguno de los poblados maorís que hay en Rotorua y alrededores pero la entrada es tan cara que incluso llegamos a plantearnos si ir a visitarlos o no. Desgraciadamente era la única manera de ver algo de la cultura maorí de Nueva Zelanda que, hasta ahora tanto se nos había resistido, así que pagamos la entrada más barata que había a Whakarewarewa, sin guía, sin espectáculo y danzas y sin comida, ya que preferíamos ver el poblado por libre. Sinceramente, a pesar de que ya sabíamos que era tan sólo una recreación de cómo vivían antiguamente, nos pareció todo demasiado artificial, no queremos ni imaginarnos la turistada que habría sido la entrada “completa”…



La última excursión que hicimos en Rotorua, fue para ir a comprobar si las aguas de Blue Spring eran las más claras del mundo como proclaman los neozelandeses. El Te Waihou Walkaway es un camino por un bosque frondoso y verde que va bordeando el río Te Waihou y lleva hasta el manantial Blue Spring, que tiene aguas tan claras que parecen irreales. Según cuentan, las aguas llevan filtrándose más de 100 años y es por eso que son tan claras y azules. Es uno de los caminos más bonitos que hemos recorrido. Lástima que el baño está prohibido, para no dañar las algas del río. De todos modos, tampoco nos hubiéramos atrevido, ya que sus aguas están durante todo el año a 11 graditos…


Nuestra siguiente parada era Hobbiton, un pueblo de casas en agujeros, que los terrícolas construyeron como escenario para la película “El señor de los anillos”. A pesar de que la entrada era muy cara (84$!!) y de que sabíamos que iba a ser la atracción más turística que habíamos visitado, teníamos muchas ganas de conocer el lugar ya que somos unos alienígenas muy frikis y hemos visto varias veces las películas. La verdad es que no nos defraudó, y nos gustó tanto que cuando volvamos a nuestro planeta queremos hacernos unos agujeros hobbit para vivir.



Nuestra última parada antes de volver a Auckland para intentar vender nuestra querida Rocket, fue en Coromandel, una zona conocida por sus playas y sus rutas a pie entre cascadas y un denso bosque. Pero con el poco tiempo que nos quedaba, nos decantamos por visitar algunas de sus playas y la famosa Cathedral Cove, una cueva excavada por el oleaje y que es preferible visitar con la marea baja si se quiere ir a pie.


También era una zona muy frecuentada por surferos, unos terrícolas que se deslizan en las olas subidos a unas tablas. Parece divertido, pero nosotros tan sólo nos dimos algún baño en la orilla por miedo a que las corrientes nos llevasen, que dicen que aquí son muy fuertes. Igual que en Abel Tasman, cogimos muchas almejas que cocinamos gustosamente para cenar.

Nos despedimos así de nuestra ruta por Nueva Zelanda. Todavía nos habíamos reservado algunos días para vender la campervan, pero tan sólo nos bastó uno ya que el mismo día que la pusimos a la venta en la Auckland City Car Fair, la vendimos. Y mientras esperábamos que nos llegara el dinero de la venta, decidimos ir al que sería, esta vez sí, nuestro último destino en Nueva Zelanda, Waipu Cave. Esta cueva es de fácil acceso si llevas un buen frontal, unas zapatillas para las rocas y no te importa mojarte los tobillos en sus aguas subterráneas, pero al llegar a su interior se puede disfrutar de uno de los espectáculos más bonitos que hemos visto en la Tierra: nuestros amigos los glowworms!


Las Navidades las pasamos en un camping para poder disfrutar de la comodidad de tener una cocina y prepararnos una buena comida de Navidad, siguiendo así con la tradición de los terrícolas. Y tras despedirnos entre lágrimas de nuestra compañera Rocket, pusimos rumbo a nuestro siguiente destino, las islas Fiyi.
Con cada foto que publicáis, os superáis en la maravilla de paisajes. Un abrazo muy grande wapos!!
La verdad es que Nueva Zelanda tiene unos paisajes tan impresionantes que cualquier foto queda chula. Besos y abrazos mil!